martes, 8 de junio de 2010
El silencio de Lorna
Director: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne
País: Bélgica-Francia-Italia-Alemania, 2008
Duración: 105 minutos.
Reparto: Artha Dobroshi (Lorna), Jérémie Renier (Claudy Moreau), Fabrizio Rongione (Fabio), Alban Ukaj (Sokol), Morgan Marinne (Spirou), Olivier Gourmet (inspector), Anton Yakovlev (Andrei)
Lorna es una mujer albanesa que obtiene la ciudadanía belga de manera ilegal, casándose con un drogadicto del que debe divorciarse para casarse con otro inmigrante y ayudarle a obtener el mismo beneficio.
Lorna se ve presionada por mafiosos que hacen negocio a través de ella y acelerando sus planes pone en peligro a su marido adicto, quedando en sus manos salvarlo o permitir su asesinato.
La globalización produce relaciones mercantiles, en donde las personas son tratadas como “cosas” que pasan de mano en mano, despojadas de deseos, decisiones y voluntad.
Lorna y su esposo a pesar de la situación extrema y borde que viven ambos, se tienden un lazo significativo e intenso y logran una relación diferente a la que estaba planteada inicialmente: únicamente mercantil.
Desafortunadamente todos los hombres que rodean a Lorna quieren sacar provecho de ella, pero no la ven como ser humano.
El conflicto moral de Lorna entre salvar al marido o dejar que lo maten crea la tensión dramática del filme, y gracias a la posibilidad de un embarazo Lorna logra dar un giro a su vida.
En las sociedades actuales donde impera el LIBRE MERCADO “todo se puede”, incluso comerciar con las personas, crear niños a la medida de las necesidades, pedir por catálogo parejas, comprar la juventud a través de sofisticadas cirugías estéticas, conseguir por línea muñecos cada vez más parecidos a los seres humanos, establecer matrimonios por conveniencia, etc.
A los individuos en esta sociedad se les crea la fantasía de que “todo se puede comprar”. De esta forma desaparece el sujeto de deseo y prevalece la Ley del mercado, desgastando al sujeto, consumiéndolo vorazmente como una mercancía más. Es un sistema implacable y no le importa que las personas mueran, finalmente son sólo mercancías. Esta lógica de consumo se filtra en las relaciones y se instituye como válida, incluso como estandarte de la felicidad, dejando al sujeto más despojado de sus sueños y deseos, más abandonado que nunca.
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Premios:
* Festival Internacional de Cannes, Francia, 2008: Premio al mejor guión
* Premios Cinematográficos Lumière, Francia, 2009: Lumière al mejor filme francófono
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